miércoles, 8 de febrero de 2012

5º Reflexión: Miedo

MIEDO
(Sugerencia musical: Hoy Tengo Miedo, de Fobia)
Miedo. Esa palabra que en si misma no dice nada, pero que quien lo padece se estremece nada más verla, sentirla les quita la vida. Miedo es lo que tienen nuestro queridos jóvenes cuando van al instituto, miedo es el que tienen nuestros chicos cuando ven a su amor platónico, miedo es el que sienten nuestras chicas cuando se visten para ver a su chico deseado, miedo es el que sienten nuestros jóvenes de ser jóvenes, de no ser ya niños ni tampoco adultos. Miedo irracional, miedo incomprensible, ese malestar que empieza en el estomago, nos lo agarra y aprieta, nos paraliza y nos hace temblar. Pero que serian nuestros jóvenes sin el miedo, que serían nuestros jóvenes sin esa adrenalina que les genera ese estado, que serían nuestras chicas si no tuviesen miedo cuando no saben si le gustaran a su chico, que serían nuestros chicos si no tuviesen miedo a ese primer beso, que serían nuestros queridos jóvenes sin el miedo a no ser queridos. Aquí llegamos quizás a una de las claves del miedo de nuestros jóvenes, miedo a no ser queridos, porque quizás ya no se sienten tan queridos en unas familias que viven a la carrera, o ya no se sienten tan mimados como cuando eran niños, tal vez se sienten perdidos en las familias desestructuras que por desgracia hoy en día tanto abundan, pero por una u otra razón ya no tienen suficiente con ese amor de las familias, y necesitan más, necesitan ser queridos por sus iguales, ser aceptados, ser amados, necesitan ser importantes en su mundo. Esto a muchos de nuestros jóvenes les hace sufrir, les hace sentirse invisibles frente a los demás. Por eso tienen que estar cerca de ellos las familias, deben estar, esa es la clave para cuando ellos las necesiten. Los amigos deben acompañar, los profesores deben saber escuchar, las parejas deben querer y así cada uno de nuestros jóvenes deben crecer, cada uno a su ritmo, cada uno en su camino, cada uno a su aire, pero deben saber convivir y quizás superar ese miedo juvenil, que desaparecerá, pero que dejara paso a nuestros miedos adultos, igual grandes e importantes, pero diferentes en la forma pero quizás no en el fondo, pero eso lo dejo para otra reflexión. No quiero despedirme sin daros una pequeña recomendación “El chocolate de la vida son las ilusiones, buenas en su justa medida, amargas en exceso”.

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